sábado, 13 de enero de 2024

El pálpito.

Tengo un pálpito... Y yo no soy de esas. Hoy traigo a de soslayo las adversidades sin advertencia que requieren encontrarse con una persona de carácter ponderado, pero sujeta a la voluntad de sus caprichos, según me cuentan. Que se encuentren, allá la tontería, mientras no sea conmigo. Miedo me da encontrarme con alguien tan desordenado. Me sacaría de quicio. No volvería a ser el mismo. Yo, nunca fui de dar importancia a los pálpitos porque creo que son adivinaciones sin fundamento, o estados de ánimo que somatizan tribulaciones. A no ser que un pálpito sea el aviso de que ha llegado la hora de enfrentarse a los caprichos que sacan de quicio y enjuagar la boca con lejía. Quizá un día me dejé llevar por una alegoría. Ojalá no haya ofendido. O quizá deba exigir derechos de autor si en realidad se quiere encontrar una salida digna. De saber que la verdad es más poderosa que la mentira, habría llegado antes a ser benevolente y no entrar en cuestiones personales. "A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. Él es el objeto de tu alabanza y él es tu Dios, que ha hecho contigo cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. Andas entre tinieblas y careces de luz. Para que aprendas a temer a Jehová todos los días, Jehová te ha hecho como las estrellas del cielo en multitud". (Deuteronomio 14:23). Gracias.

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