Y al final acabaron las fiestas de San Antón. Demasiado ruido para un güelu, también para un bebé. Los güelos y los bebés no podemos ir escasos de sueño, y una orquesta debajo de la ventana no ayuda a conciliar el sueño. Otros años alejaban el ruido del pueblo, pero a esta corporación municipal le va más el bullicio que a la anterior. El rechazo masivo de la vecindad no salió a manifestarse por las calles en contra del ruido, sospecho que, salvo los güelos y los bebés, toda la vecindad está de acuerdo con el ruido. En las redes sociales la aceptación fue masiva, como los votantes en las últimas elecciones, lo que explica, en parte, por qué me estoy volviendo loco de la cabeza. Loco, todo yo me vuelvo loco. Asimismo, los partidos de la oposición están de acuerdo con el ruido. En este plan no puedo defender mi vida de rutinas ni el horario de mi sueño. Pues tendré que rezar para que San Antón cambie de dueño en las próximas elecciones: "A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga". El enunciado, en sentido literal, quiere decir que, cuando Dios manda, San Pedro, su apóstol, solo puede darle la enhorabuena y amén. Viendo como veo correr los años, y la dureza de los mismos, como el Sabina cuando, vencido por el desamor, denunció: "Ruido de tenazas, ruido de escorpiones. Demasiado ruido. Tanto ruido, y al final llegó el final". Gracias.
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