domingo, 25 de noviembre de 2018

Una rosa roja murió.

Juan José Millás: "Los vivos, individualmente, seguimos recibiendo la noticia del fallecimiento de alguien como un suceso extraordinario cuando lo excepcional sería lo contrario: que no se hubiera muerto". ("Si a hierro hieres, a hierro mueres").

Llegó como llegan las buenas y malas noticias, por casualidad. Cómo y por qué nadie sabe, solo que aceptó las exigencias de la malquerencia y un día, al alba, en Les Seniaes, una rosa roja murió. (Que no se hubiera muerto). Un domingo triste de morir sino una (¡qué!), otro monseñor quiere que los hombres sean "enteramente varones", y por si fuera poca la tragedia no deja de llover; no deja de llover lágrimas de sangre. Noviembre es un mes criminal para todos y alguna. (Al menos dime qué puedo hacer para que no sufras). Del escritor de mi tierra asturiana, Alejandro Casona, recomiendo: "Los árboles mueren de pie". El tema es la farsa como método para hacer feliz a alguien, pero como todas las grandes mentiras, al final, llegan a ser descubiertas. (Un día alcanzarás sueños hermosos pero no antes de que los sueños se hagan dueños de su propia realidad que será nunca porque una rosa roja murió. Y una rosa roja no resucitará jamás, tan siquiera por amor, como Él). Gracias.

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