Si en realidad existe la felicidad, no está en función de lo que tenemos, ni en cuanto nos valoramos, sino en lo que estamos dispuestos a hacer por los demás: la desposesión del "yo" y la comunión con los demás. La felicidad va con arreglo al amor.
Porque cada cual es feliz a su manera, hay quienes son felices y no lo saben. La felicidad no debe entrar en planes espurios porque arruina la vida. La felicidad para ser felicidad se comparte. Uno a veces en la calle se encuentra con semblantes que no sabe interpretar. Corren malos tiempos, pero no corren tan malos: lo contamos y no es poco. Podemos estar satisfechos de la realidad que vivimos, de lo contrario, en gran parte somos nosotros los culpables del fracaso. Destrozamos relaciones, frustramos proyectos, quebramos miramientos, y todo, sin valorar si nos conviene o es lo correcto. Al menos no perdamos la esperanza... De ser quienes somos o quién decimos ser, que la vanidad -parafraseando al poeta Antonio Machado-, no nos impida volver a la verdad. ¿Alguien imagina sentar las bases para una empresa de largo recorrido y no llevar en la mochila agua, planos, brújula, conocimiento, ilusión y etcétera para el camino? Más vale que sobre que no que falte. ¿Comprenden? En todo caso, la felicidad si no es un estado de ánimo es relativa. O solamente pasar de las palabras a los hechos. Gracias.
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