domingo, 11 de noviembre de 2018

Noviembre es un mes de dolor.

Noviembre es un mes de dolor, y no hablo de honrar a los muertos ni a los vivos que no saben que están muertos, hablo del dolor de huesos. En los años altos duelen los huesos de la rodilla al arrodillamos, los del pescuezo al clavar la mirada en el suelo y los de la cabeza porque no aprendemos. Duelen los huesos aún sabiendo que los huesos no duelen. Tengo escrito que duele el alma y sé qué se siente más allá del dolor de alma (no quieran saberlo). Pero sobre todo duelen los años. Sin embargo, no me importaría adquirir un compromiso previo a la muerte. Sería un compromiso con el amor que inspira la vida y justifica las ausencias. El odio pudre la sangre y ataranta el psique. Si tengo que sufrir (para que no sufras) será por amor o no será. Por una prórroga sin disculpas. (Si me imaginas experimentarás el alivio de todos tus fracasos. Para que no sigas cometiendo errores de vergüenza. Para que no seas esclava de sentimientos espurios. Para que vuelvas al amor). Gracias.

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