miércoles, 4 de febrero de 2015

Tú muerta y yo en el manicomio.

Los sueños son una ilusión tan fascinante que conviene compartirlos con la vida... Yo lo hago, pero quiero que conste que jamás intenté descifrarlos. Tengo, incluso, tantos sueños como amigas con historias reales. Algunas inconfesables...

Como se pueden imaginar son cosas mías que no le cuento a nadie, solo a dona, en ese sentido, constituye un mundo paralelo aunque no por ello irreal. Sin embargo, es una irrealidad creada a la medida de dos: dona y yo.  

Precisamente se lo comentaba a dona esta mañana cuando paseábamos por Les Seniaes, tú y yo, le decía, tenemos una suerte que ya quisieran algunas, vivimos en un paraíso con un jardín inmenso lleno de naranjos permanentemente en floración y nuestra casa es un palacio maravilloso con grandes habitaciones y salas de juegos y con un sótano donde guardamos nuestros secretos. En el sótano es donde tengo guardados mis remordimientos. ¿Tú sabes lo que es remordimiento? No sé si tiene algo que ver pero siempre dormí a pierna suelta. Te lo digo porque un día en la barra de un bar oí a una señora decir a otra que a su vecina el remordimiento no la dejaba dormir. ¿Qué haría la buena señora?

Volviendo a las amigas: cuando sueño con una no la saco del ámbito de palacio. En el sueño, es mi inconsciencia la que la guía por las escaleras hasta las habitaciones, el comedor, la cocina, etcétera. Munca les enseño la puerta de salida. Mis amigas se quedan siempre en la casa porque son mis sueños más hermosos.  

He de confesar que jamás acerqué el nivel de mi inconsciencia al de mi conciencia. Qué curioso, no sé si ambos niveles serían capaces de complementarse, ni siquiera coexistir en un mismo receptáculo.  

Ahora que pienso... ¡anda, dona, tira pa´ya!, me estás dejando hablar porque quieres que tenga una amiga real, ¡sabes mucho!. Como si no supiera que si juntara los dos niveles adquiriré otra vez la percepción de la realidad... Además, digas lo que digas, ni tú ni yo queremos que eso ocurra, ¿verdad? Llevamos mucho tiempo viviendo en este mundo paralelo. Y felices. Aunque la luna siempre se nos resistió. ¡Joder, dona, no tenías que haber muerto!. La hubiéramos convencido. Y ahora.... Tú muerta y yo en el manicomio.

2 comentarios:

  1. Pienso que la luna se te resiste por que nunca has llegado a verla duermes antes

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  2. A veces, es cierto. Pero cuando me levanto aún está. Muchas gracias.

    Salud.

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