martes, 10 de febrero de 2015

La verdad de ayer.

Ayer hablé de matar la mañana pero no dije dónde la maté. La maté en Valencia, las cosas claras. Pero el asunto que hoy me obliga a escribir es la verdad de ayer, no la mentira. Y en la verdad de ayer figura un taxista que quería saber... ¿Qué le importa a un taxista mi vida? A un taxista le dices que te lleve a dónde quieres ir y al final de la carrera cuánto le debes, muchas gracias y se acabó. Un taxista no es una amiga para contarle tus cosas más íntimas.  

El taxista de ayer, como cualquier ser humano, seguro que tiene virtudes y defectos, pero a mí no me interesa. Viva usted todo lo feliz que pueda y me deje en paz. "Solo pretendía hacerle la carrera más amena". ¡A la mierda la carrera!. No me importa si Rita Barberá se presenta a las próximas elecciones. La incertidumbre de futuro, el paro, la peripecia de cada cual para librar el día o la conjugación del verbo amar. O se calla o me apeo. Usted decide... Se calló, porque en el fondo lo que le importa a un taxista es trabajar y no dar la cháchara con un cliente malhumorado. 

Amable y servicial, el taxista de ayer, me pidió disculpas al dejarme a la puerta de la delegación de Hacienda, no sin antes decirme que le había robado el ánimo... ¡Hay que joderse!. Un taxista profesional sabe que un cliente es o no persona conforme a dónde vaya. Por decir: si va a la delegación de Hacienda para hacer una declaración complementaria de 200.000 euros (Monedero toma tu tiempo pero no tardes) mejor callar. (Ahora, impaciente, a esperar que en los nombres que "El Confidencial" dará a conocer esta mañana de la "Lista Falciani" figure el mío y tenga que pagar muchos, muchos euros de multa).

4 comentarios:

  1. Porque me acabo de enterar que no soy un corrupto... Beso.

    Salud.

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  2. Vaya, primera vez que veo que alguien se enoja por no ser corrupto.

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  3. Cuanto daría por tener que pagar hacienda 200000 euros aunque tubiera mal caracter. Forza

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