El estado de la nación mal, con fiebre alta, según la oposicion. Para Rajoy bien.
En un país triste de morir, monárquico y presidencialista, no quiero ser presidente de gobierno. Si el dueño de un partido político me apuntara con el dedo diría no. Es de mala educación apuntar a las personas o cosas con el dedo. Además, el cargo me vendría grande. Y el trabajo por excesivo también. No digo que esté de acuerdo con esos contratos de cuarenta horas al semestre, pero a mí se me harían interminables cuarenta horas al mes o al semestre. A la semana ya ni hablo. Si ser presidente de gobierno y trabajar, o amigo, digo no. El trabajo embrutece y la amistad decepciona.
En un país triste de morir, monárquico y presidencialista, no quiero ser presidente de gobierno. Si el dueño de un partido político me apuntara con el dedo diría no. Es de mala educación apuntar a las personas o cosas con el dedo. Además, el cargo me vendría grande. Y el trabajo por excesivo también. No digo que esté de acuerdo con esos contratos de cuarenta horas al semestre, pero a mí se me harían interminables cuarenta horas al mes o al semestre. A la semana ya ni hablo. Si ser presidente de gobierno y trabajar, o amigo, digo no. El trabajo embrutece y la amistad decepciona.
Leo prensa y no tengo la capacidad de encontrar esa verdad de la noticia. A veces ni el interés que se le supone para ser noticia de primera página. Si fuera presidente de gobierno cambiaría malas costumbres (y el mal uso de las palabras) por arraigadas que estuvieran en la sociedad por fuertes abrazos y mejores besos. Un periódico de actualidad por un libro. Dormir la mañana por ver amanecer. Las tertulias de vecinas chismosas por reuniones con amigas en torno a un café bien negro sin azucar. Y las pastas de té que no falten.
Y si alguien me pregunta qué hacer pues con este país de relojes atrasados que no avanza donde los que mandan visitan a los que siempre pierden en coche blindado cada cuatro años con oídos sordos y sin soluciones diría sí, pero los años heroicos de morir por unas ideas no es tendencia. Ahora toca vivir vendavales de pasión con amores de poeta, ay. Y para mayor tranquilidad, haría jurar el cargo a las ministras y algún ministro ante María, la Magdalena. Eso haría si fuera presidente de gobierno. Pero ya dije que yo solo quiero aparecer en la "Lista Falciani". Y comprar coches a gente con problemas como Jordi Pujol Ferrusola: "un Lotus L, un Mercedes Pagoda 230, un Porsche 356 Super 90, un Lamborghini Miura, un Ferrari F40, un Jaguar E, un Porsche Targa, un Ferrari 328, un Diablo, un Mercedes Benz McLaren y un Ferrari Testarrosa. Además, tiene un Nissan Navara". El Periódico.
Ser presidente de algo es faena ingrata, ni siquiera de la comunidad !!
ResponderEliminarCierto, aunque muchos patarían por el cargo... Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.