El invierno
toma aliento
ante mi puerta
como un misterio
invocando sentimientos lejanos.
Reconozco en esos sentimientos los motivos por lo que no ha podido ser.
Son descuidos de la vida que no tenían que haber ocurrido.
Pasiones que no les dio tiempo a transfigurarse en el ámbito de lo posible.
Un amor se agita tenso ante el límite de su vencida inquietud.
El invierno se aleja de la inocencia
y se niega a ceder ante la primavera en la que los milagros se hacen posibles.
Arde la luz tenue del invierno y vence sin herir transmutando los sueños como un mar de infinita calma donde nos miramos reflejados
quizás en otra eternidad.
Tantos amores truncados que no caben en las memorias...
ResponderEliminarSaludos.