martes, 17 de febrero de 2015

Ni recuerdo dónde lo deje...

Ni recuerdo dónde lo dejé...  Quizás un vago recuerdo como disculpa que me aceptó mi esposa al invitarla a cenar el sábado. Tuve una gran idea al invitarla a cenar... 

En el pueblo no tenemos un restaurante de 550 euros el cubierto más la propina del pequeño Nicolás "selfie entre amigos" y luego nos vemos o no. Una picaeta de todo un poco. Pudiera ser que con la llamada de Patricia "acabo de romper aguas vamos pa´l hospital" yo también me fuera sin pagar. Del "selfie" al "sinpa". Los académicos de la RAE deben salir más de casa o se perderán la realidad lingüística del pueblo.

Al margen de disculpas y enfados fingidos para justificar decisiones tomadas, pues mi esposa ya había quedado para cenar sin yo saber, la velada bien, gracias. 

Las mujeres lo organizan todo, incluso Patricia esperó a que cenera para llamarme y así justificar el "sinpa". De la velada bien pienso por la compañía porque la picaeta, y peor aún darme cuenta que no supe de qué hablar. No entro en conversación. Me he ido: no pertenezco a este mundo. ¡Joder, dona!. Para cenar mejor en casa lo que uno cocina... No es lo mismo un filete de vaca que sabe a carne de vaca que un filete de merluza que sabe a butifarra. No es por criticar -yo no soy de esas-, pero cocinar en casa es garantía de buen comer. Y sin ruidos ni interpretaciones. Sabrosa y callada la comida casera.

En fin, sí cariño, los amigos que no supe estar a su altura y la cena gratis; apenas lo que recuerdo. Luego el hospital y el milagro de la vida. Hablo de Ian, naturalmente.

1 comentario:

  1. No puede ser que tu no supieras de que hablar seguro que no saben escuchar es lo que pasaria

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