Cuando supe que Patricia sería madre pensé en ti como bebé, no como tu padre que pensó en ti sobre una moto, de escalada por la montaña y entrenando a full-contact con tu tío Ele. Cuando supe que Patricia sería madre pensé en mí: tu yayo, me gusta más que abuelo. Lo que tenía que ocurrir ocurrió y en un verbo apareciste con tu cuerpo de bebé.
Hoy, por primera vez tu madre y tú habéis venido a tomar café ella y el "bibe" tú para después dar el primer paseo juntos por les Seniaes. Un lujo al alcace de muy pocos.
Hace tiempo no te hubiera imaginado, y ya estás aquí para llenar la vida de muchas personas que ya te quieren tanto como yo. Y ahora pienso en Adrián, tu padre, para decirte que nunca estuvo más cerca de la felicidad sin ningún género de dudas. Es de risa ver cómo se ataranta mientras duermes hasta la hora del "bibe". Si duermes porque duermes, si lloras porque lloras. Ni se imaginaba lo que ibas a significar en su vida. Estoy seguro que no existe en el mundo nada que se parezca a lo que siente por ti. A veces creemos ser plenamente felices y cuando aparece alguien como tú nos damos cuenta que no éramos tan felices. O quizá sea ésta una felicidad más redonda. No sé. Otros son felices y no saben que lo son. En fin, así la vida.
Nos vemos mañana, Ian. Si tu madre y tu padre nos dejan. Uy, ¿tan poco manda un yayo? Igual tenemos que negociar con tus padres el tiempo a compartir tú y yo por Les Seniaes. Veremos en qué para el asunto. De momento mejor callamos. Pero ojo al dato: ahora somos dos.
Besito, Ian.
Pronto será él quien exija estar con su yayo !!!
ResponderEliminar¡Eso, eso!. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.