A los dueños de los partidos políticos no hay quien los entienda, hasta tal punto han llegado en el tema de crear empleo que la teoría que explica la existencia de un conflicto inherente en la institución donde la división social del trabajo da como fin el resultado de sectores diferenciados que ocupan varias posiciones en un modo de producción y que, por lo tanto, defienden intereses antagónicos. Quien no trabaja abusa de quien trabaja y el dueño del partido perdió el tren hoy y mañana. La lucha de clases está en peligro al sustituir una empresa pública por una ETT (Empresa de Trabajo Temporal), aunque la institución incentiva la estabilidad en el empleo. Si Marx resucitara montaría una empresa de inteligencia artificial con fines espirituales. Y como hay que llegar a fin de mes, los fines también serían económicos. Desde Lehman Brothers nada análogo, según me contó Eugenio en el bar de la esquina hace ahora mil años de su muerte. El político de la postmodernidad no puede ser feliz porque esclavo de las apariencias, contrata a quien no necesita con un dinero que no tiene para persuadir a los vecinos que no conoce. Qué daría por lograr con Antonio Machado la utilidad de nuestras utilidades: "como el sabio amargo dijo, vanidad de vanidades, todo es negra vanidad. Volvamos a la verdad". (La vanidad es la hijastra necesaria de la ignorancia). Gracias.
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