Escaso de imaginación, repaso el refranero y créanme que algunos refranes me dejan sin palabras, ejemplo: "Al que por su gusto muere, la muerte le sabe a gloria". Si en realidad es un refrán, el maligno es su autor. ¿A quién se le va a ocurrir morir por gusto, de no estar loco, como el bolero? La dama que no me deja ir, alucinando -dicho sea de paso-, para animarme me asegura que no merece la pena morir, y culpa a la mala información, que no es otra cosa que la desinformación. Afirma que nos cuesta aprender de los ejemplos, enterarnos por fuentes fidedignas. Nos dejamos arrastrar por las arenas movedizas en nombre de la verdad sin contrastar. Los prejuicios, o la verdad disfrazada. Un problema del humano ser es esa obsesión por las apariencias, el decorado, el qué dirán. Matamos por gustar a todo el mundo. Y aparece mi esposa diciendo que es mejor gustarse a uno mismo. Ante al espejo no identifica las arrugas y no sale a la calle sin parecerse a ella misma. Tiene casi la edad que le importa un carajo lo que piensen los demás (el casi se lo regalo yo. Le tengo prometido un día más de los días que dejará de vivir por el maldito vicio de fumar). Los efectos de la crisis de valores y el modelo social llegaron a la imagen y tortura a aquellos que les falta un hervor para llegar a la envidia... (No sé si es peor la envidia o un martes y trece). Gracias.
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