Un día de estos nos visitarán unos amigos asturianos que hace un siglo que no vemos... Y tengo que comportarme, dice mi esposa con la cara yo le regalé cuando fui al bar a tomar café y volví a las tres de la mañana como una cuba. De las peores caras que mi esposa guarda en el armario, la de "tengo que comportarme" es de las peores. Nos estimamos, no entiendo la amenaza. (Una amiga ida que no debe ser nombrada tampoco entiende la amenaza: sabe que soy simpático). "Compórtate: estás avisado". Me asquea cantar boleros para gustar a la gente. Moriré y tendré que seguir comportándome en el velatorio. Soy buena gente y predecible, como Rajoy: voy por la derecha y vengo por la izquierda. Di sepultura a demasiados amigos de juventud y aún tengo que aparentar con los vivos. Anda ya. Para los vivos, si son conocidos, soy el que conocieron, si no cambié... Homenaje a mis amigos asturianos (él, culpable y no yo, de llegar a casa a las tres de la mañana como una cuba). El tiempo mata, pero si respiras estás vivo. Los recibiré con un fuerte abrazo: reviviremos viejos tiempos y nos pondremos al día con los hijos. Casi vencido por los años, seré el amigo que fui para ellos. Nada más falso que aparentar con los amigos. Ojalá que no tenga que llamar al cerrajero para abrir mi relicario de amor. (Cada nostalgia con su comportamiento). Gracias.
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