lunes, 12 de agosto de 2024

Disculpa la impaciencia.

Hoy te dedicaré todas mis horas, sin traductores, para que no te confundas. En ese plan quiero que sepas que me cuesta lo mismo encararme con la cara de los bautizos o la de los entierros. Si algo no me cansa es escribir. Para mí, eres indiferente, entonces, te escribiré con la cara de los bautizos. Sé que lees mis días, por eso sabes que de cuando en vez digo que esto se tiene que acabar. Quizá te pase de soslayo, si así fuera, porque el asunto viene de lejos y va para eternizarse, tienes que hacer lo posible para que se acabe. Por mi impaciencia. Desde un principio fuiste paz y no guerra, pero esa manera rara de dejar pasar el tiempo la paz se puede convertir en guerra y la esperanza en decepción. Y acudo al refranero: "lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana". El refranero español es sabio, porque mañana será tarde. Tienes que saber sin ningún género de dudas para qué estás ahí. Has demostrado ser persona con la que se puede contar, y tal vez entiendas que para eso estás, y sí, pero quien te puso ahí fue la política y te queda grande. Tienes que llevar tus principios como ejemplos vivos sin desnaturalizarlos al pueblo, y aun así, serás menos que nada si quién depende laboralmente de ti se siente discriminada debido a su identidad de género (a quien se le llena la boca de ley, se le estriñe la justicia al evacuar de vientre). Feo asunto la violencia machista. Algunos políticos tienen precio, otros ideas, y muy pocos valores éticos, esos son esenciales. Gracias.

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