Precisamente hoy les tenía prometido a mis nietos ir al cine. Una peli de estreno, un gorila, no sé más. Los cuatro estamos muy ilusionados. Pues resulta que me acaban de llamar los nuestros para que prepare un bocadillo de sobaquillo que nos vamos a pa' Madrid a rezar el rosario de las cinco de la tarde a la calle Ferraz por la salvación de España. Prometo que creí que España no estaba en peligro, es cierto que de cuando en vez los políticos nos toman como si fuéramos estúpidos y me entran ganas de tirarme al monte, pero yo soy yo, y son mis cosas. Yo sí, es muy posible de que yo esté peligro, nada que ver con que España está en peligro. Disculpen: ¿Acaso Marruecos va a invadir otra vez la Isla de Perejil? La Isla de Perejil y la cabra es nuestra. No puedo fallarles a los nuestros, pero tampoco puedo fallarles a mis nietos. Organización. Con tiempo se puede hacer muchas cosas, incluso casi todo. Hoy al cine y mañana a votar. Y el lunes cogiditos de la mano pa' Madrid en el tren de la doblez, la hipocresía y la maledicencia, y sin remordimiento, como un deseo infantil, que cantaría El Barrio. Créanme, señores: la muerte también se ríe de todas estas cosas. Y con la muerte ya les digo que bromas pocas. Gracias.
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