En el Pueblo de Patricia la vecindad persiste en vestirse de fallera y seguirle la corriente a ese estilo de vida de pensar poco porque los que mandan les dicen que otros tiempos vendrán y serán estupendos. Se visten con ropa de fiesta y viven de las apariencias. Mi güela decía: "Las heridas del alma que se curan con pastillitas de colores no sanan". La vecindad del Pueblo de Patricia, cercano al paraíso donde todo comenzó, Les Seniaes, se acostumbró a no llegar a fin de mes, a poner una tirita cuando sangra el corazón y tomar pastillitas de colores cuando duele el alma. Tienen fe en los que mandan y viven como si no hubiera un mañana. La palabra exime, pero si no sanamos las heridas estamos indefensos. Para estos tiempos no existe otra medicina que la poesía y emplearnos a fondo entregando lo mejor de nosotros. Mala cosa dejarse engañar y vivir de las apariencias. Y recurro al refranero español: "No va para ningún lado quien no sabe dónde está". "Quien no sabe para donde va, ya llegó". Digo refranero español, pero los dos pensamientos fueron obra de Séneca. Como ven, los pensamientos más decidores, de los que mucho podíamos aprender, lo dijeron los griegos y lo replicaron los romanos. (Los que mandan tienen mucho por hacer, además de enchufar el tocadiscos. No mentir al pueblo y asumir las consecuencias, por ejemplo). Gracias.
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