Mi esposa dice que a mí se me ve venir de lejos. Tal vez, si lo dice mi esposa... tal vez, pero hay que conocerme. Lo que no niego es que comienzo a comunicar mucho antes de acercarme... (y hay quien cambia sus caderas de acera cuando me ve. Va a ser verdad que el secreto de la felicidad es la indiferencia). Aunque soy persona de no decir siempre la verdad, a veces no la digo adrede: espero a que echen la imaginación a andar y crean lo mucho que sé y callo. En los años altos en algo me tengo que entretener y el recelo entretiene. Y más a partir de hoy que entra el verano y se masca el ambiente. Apenas salgo a la calle. Las mariposas no vuelan libres. Si alguien quiere saber de mí... Quién va a querer saber de mí. Nacer medio viejo solo me trajo un dilema y malos quereres. Mí única ambición es vivir en mi impagable soledad. Me faltó cultura... Cultura de tocadiscos y churros los sábados por la mañana. (Alguien aloqueció). Cultura de biblioteca que no tengo aire acondicionado en casa; quien paga el recibo de la luz sabe de qué hablo (la ley obliga a tener un edificio municipal abierto por la tarde con aire respirable). Quien me conoció no le faltará... No le faltará razón y dirá que adelante la cita con la dama que no me deja ir y luego me adentre en Les Seniaes hasta que la floración del azahar anuncie la primavera y las mariposas vuelvan a volar libres. (Soy un güelu insurgente, pero no apoyo a golpistas. Como no me verán acercarme, les deseo Feliz verano). Gracias.
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