La vida es un arcano, un arco iris indescifrable en la infinita inmensidad, una creación que juzga con sentencias inapelables: "Nada es eterno, hasta el amor muere". ¿El amor existe? A pesar de los pesares y otras desgracias, el amor existe. Yo creo en el amor, lo experimento cada día y no tiene que ver con malos quereres. Además, lo dicen los poetas y yo de los poetas me fío. Para la gran mayoría de los hombres y mujeres, el amor existe. Si hablamos de amor, en la antigua Roma adoraban a Cupido, dios del amor. Cupido era un asexuado gordito que disparaba flechas en el corazón y así iba enamorando a unos y a otras. A mí eso, hoy en día, me parece una farsa exenta de imaginación: los tiempos han cambiado y preferimos llegar a fin de mes y queremos sin parafernalia. A Cupido los griegos lo llamaban Eros, sí. Pero su nombre, en esta época, se utiliza más como prefijo de un vocablo menos sentimental y más carnal, pero igual de romántico. En aquellas antiguas fiestas se lo pasaban de vicio todos los días celebrando el amor unos con otras y otras con unos y viceversas (y nunca fue degradación moral), la cosa era fornicar. Santo era el fornicio. Eros era más tolerante que Cupido con el amor de cada cual a su manera. El amor y sus benditas realidades. Y todavía hay gente que va diciendo por ahí que... En fin, dejémoslo estar. El secreto del amor consiste en oír a nuestro corazón decir sí, es verdad, como de soslayo es verdad. Todos y todas tenemos la llave para abrirnos a ese sentimiento exclusivo que cada cual siente a su manera. (Ironías, y alguna maldad al margen, las relaciones afectivas humanas conllevan duelos, alegrías, pero el amor es lo único que merece la pena mientras llega la hora). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario