"Hala, hala, da vueltas a la noria, arrastra el ala, rosa que alegra el aire al sol que asoma. De aires te deja estúpida conseja, ven en la olla negra a echar tu aroma. Alma, que dulcemente te consume y en esta muerte ves sabrosa suerte. Alma abajo -abajo los perfumes-. La vida es un molino: Hay que ganar el pan y hacer el vino. Ya sé que vas sangrando y malherida, y a cada gota de tu sangre brota una cruz de jacinto florecida. También sé que a cada noche alzas el vuelo a las estrellas y que bajas de ellas con un dolor tan grande como el cielo. Morir es un deleite: Pero un tirano nos echó a la vida". (José Martí).
Casi santo estoy libre de pecado en el alma (aunque mi cuerpo sigue pecando), pero, por más ni menos quiero, mi senda va paralela al de una buena persona atrapada por el mal hábito de dejarse cautivar por la ansiedad somática. Y además de ese mal hábito, apenas sale de casa. Oye, tú, deja las pastillitas de colores en la botica y ven a respirar aire puro a Les Seniaes. La ansiedad somática es insalubre. "Una mente sana en un cuerpo sano". Recuerda. Tú no necesitas vivir con relevancia en la vecindad, y más aplausos de admiración. Tú eres bella por dentro. Juan 20:28-29 dijo: "-¡Señor mío y Dios mío! -exclamó Tomás-. -Porque me has visto, has creído -le dijo Jesús-; dichosos los que no han visto y, sin embargo, creen". Casi santo y no tengo fe religiosa. Ni creo en ti para decirte que tus días de encierro y rezo no te salvarán. Escribo obituarios cada día y escribiré el tuyo si no pones de tu parte. (No me entra en la cabeza que un tirano te eche de la vida y qué deleite). Gracias.
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