miércoles, 10 de abril de 2024

Efeméride (lo que nunca debió pasar).

El destello de un flash me trae a la memoria el recuerdo de una mujer que, mientras disfrutaba de momentos maravillosos, a la vez proyectaba, tal día como hoy hace una vida, la imagen borrosa de sí misma. Su vida siempre fue ir a ciegas. Sus ojos clavados en el infierno, su corazón erguido ante el firmamento, sus manos abiertas al interés, su bisoñez estrechando nexos con la codicia de un mañana que sigue desvelando su innata cualidad para el mal. Tal día como hoy hace una vida me cogió desprevenido, distraído, cuando apareció ante mí con sus contradicciones. Tenía escudo, espada ganadora, y presagiaba lo peor. Me engañó, no me percaté de quién era, lo que anhelaba y que nada era casual. A la muy señora de ahora que la vida le cobre sus deudas, y si no le llega el saldo, que lo pague los garantes que le sirvieron de mesnaderos para sus amenazas, pero que no le condonen sus deudas, y que las pague con intereses de usura. La muy señora de ahora, y por muchos años, inventó la Administración que favorece el bien de los nuestros en contra de la gente honorable que se busca la vida a riesgo de encontrar la muerte. No merece el beneficio de la duda. Salió de abajo para convertirse en oligarquía explotadora. (Para triunfar rápido e impunemente en la vida, lo que único que se necesita es tener vocación para el mal y la violencia). Gracias.

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