Habría que preguntarse cuándo se jodió este país. Analizamos los aspectos políticos de esta incógnita para así explicar su significado sociológico que, entre otras cosas, nos lleva a la conclusión de que este país se jodió cuando se acostumbró a vivir entre la corrupción. Es un viejo lamento. Malicia de un país que a pesar de su crecimiento sigue aplazado en aspectos tan fundamentales como la institucionalidad. La negativa de los gobiernos a cumplir las leyes es incuestionable. Podríamos comenzar con el poder municipal, dependiente de los impuestos y del plácet de la Diputación a partir de la afiliación política del alcalde y la perspicacia de su dueño. En las subvenciones está el quid de la cuestión. En la aplicación de esta inocente estrategia no hay culpables (artífice de tantas perversiones en nuestra pervertida cultura política) todos los gobiernos se han sumado a la práctica. Pero hay más: los salarios, los gastos de representación, los ingresos adicionales establecidos en los Presupuestos (a mano alzada y sin debate). Los ejemplos abundan: el asunto es grave. El poder municipal no cumple con la ley de la Función Pública ni utiliza su poder para gestionar los dineros: Se prefieren ellos y los nuestros a nosotros. Gracias.
Posdata: Seguiría, pero estaba llegando al modelo del partido gobernante en el Pueblo de Patricia y no sé yo... Bah, poco le ha dado la cabeza a la vecindad para dar sus años de gloria al mismo partido desde que hay democracia. El PSE, que todo indica, según proclamas y dimisiones, que debería aprovechar la oportunidad para dejar de bachear, pintar rayitas y ponerse manos a la obra de verdad. (Organización y Función Pública, y si un viejo le señala una estrella no mire el dedo). Y gracias.
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