... vengo de ayer. Ahora no, pero antes fui un tipo muy importante... (Ah, sí). Recogiendo aquel estropicio hallé un sobre que contenía la felicidad del mundo y yo era su guardián. Entonces me vino a la cabeza gente poderosa que me ofreció grandes riquezas por el Cofre de la Felicidad (no era una caja de madera corriente). Y recordé que intentaron comprarme la amistad. (Todo se compra. ¿Verdad? La politiquería y sus tretas). Me mancharon la reputación. Y mientras intentaban apoderarse del Cofre de la Felicidad, más les roía la envidia y más infelices se sentían. Así fue cómo se evidenció la incultura en el espejo y el remordimiento en su fe religiosa y en fin. Un día (como una virgen) apareció de la nada una joven y dijo: "¿Compartirías el secreto conmigo? Quiero ser feliz". Le miré a los ojos y vi brillar la tristeza y una pena grande, no vi sinceridad ni amor, pero decidí ponerla a prueba. Abrí el Cofre de la felicidad y saqué un pergamino con cuatro principios esenciales para conquistar el secreto de la felicidad. "De acuerdo, le dije, lee este pergamino y dime si te sientes capaz de completar los principios del pergamino para confiarte el secreto de la felicidad". (Lo que me contestó y el resultado de la prueba para mañana). Gracias.
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