La política, según algunos, es el arte de lo posible, donde todos los caminos conducen al destino que anhela la verdad. Pero cuidado, cualquier cambio de dirección, de palabra, de aliados o de adversarios; cualquier cambio está supeditado a la ley y la justicia del pragmatismo. Les Seniaes, el paraíso donde todo comenzó, también es el arte de lo posible, a pesar de no ser ciencia exacta, ni atender al guirigay de la política. Castigo inexorable de nuestros días es la política. Así las cosas, y así los políticos y sus dueños que gestan una dinámica diabólica en la sociedad. Los dueños de los partidos políticos, en función de su esencia caudillista, eligen sus políticas que no están ligadas al necesario debate político para evitar hostilidades internas que, por mucho que vistan ropajes institucionales de trasparencia y buen gobierno, son bazofia. Están tan acostumbrados a disfrazarse de los demás que al final ni se conocen. Tal que ayer explicamos en de soslayo el drama por el que atraviesa la mujer y el abuso de poder por una nómina escasa y discriminatoria en las administraciones públicas, donde sobran la mitad de los políticos y sus asesores de confianza que cobran, nadie sabe cuánto, pero cobran, lo que necesariamente no quiere decir que asistan a trabajar o sepan hacerlo, que para eso son de confianza elegidos con el democrático dedo de su dueño. (Aviso a los torpes de entendederas: Nadie se muere sin ver a sus enemigos caer. Lo demás no importa, ni existe). Gracias.
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