miércoles, 20 de septiembre de 2023

Ser socialista con vocación comunista.

Llevo días cantando en de soslayo los boleros más tristes de una patria que necesita de urgencias un gobierno. Ruego a las izquierdas y las derechas que se pongan de acuerdo, al menos, para darse de hostias (me gustó lo de darse de hostias). Un gobierno. No hay forma de construir un proyecto con la aceptación de la mayoría de la Cámara. Están en ese plan de agotar nuestra paciencia y la energía que teníamos destinada para la legislatura. No es lo que yo quiero, pero pienso que es lo que ellos quieren: abandonar la oscuridad y llevarnos de la mano a otras elecciones para quedar, más o menos, como estamos. Tengo razón porque tengo memoria. Recuerden a Pedro Sánchez cuando adelantó elecciones porque no quería dormir con Pablo Iglesias (Iglesias ronca). Pues bien: perdieron unos escaños y sin esperar al recuento final de votos tuvimos gobierno. Hay que joderse. Y luego Felipe y José Mari con los humildes encima de la mesa instigando a la sociedad para que pacten unos con otros y otros con unos. La sociedad es transversal. ¿Comprenden? Qué falta de respeto, oiga. Qué importa PSE o PP si vamos a acabar en el templo sagrado del neoliberalismo. Quiérannos, sí, pero no para volver a votar que ya votamos. Organícense con lo que tienen y echen este país a andar. Y no nos cuenten las razones de su fracaso, que ha sido siempre la falta de consideración de la opinión del otro, ese sentido absoluto de la verdad, el negar la libertad, ay, esa libertad que el humano ser necesita para vivir. Qué es ser de izquierdas o de derechas en un mundo donde todo está por cambiar, incluyo el Estado de Bienestar que languidece. Todos negados a releer a Platón: "La mayor conquista es la conquista de sí mismo". (Mi mayor conquista fue conocerme, desnudarme y confesar mi gran error: Ser socialista con vocación comunista). Gracias.

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