La patria somos todos, señorías, y necesitamos un gobierno. Negocien, discutan, queden a las cinco de la tarde debajo de un puente y dense de hostias, pero lleguen a un acuerdo. España necesita un gobierno. Y como el mar que es una gota de agua repetida y vuelta a repetir, sigan el ejemplo, y justo cuando tengan todas las gotas reunidas y un mar en calma, dense la mano -un piquito no, recuerden-. No les pido que se quieran, solo dense la mano. Por la patria, su patria, la mía: patriotas de pacotilla. Los acuerdos no son contrarios a nada, aparecen cuando se les busca con ahínco temperamental, grandiosos, impresionantes y triunfadores como la joven de nombre poesía. Cuídense, señorías, porque si no les salva la poesía no les salva ni Dios. Llevan meses insultándose, meses despreciándonos, meses sin hacer nada por las verdaderas necesidades del pueblo; pero qué buena actuación, señorías, qué excelente reparto e inmejorable distribución de personajes. Por cierto: ¿A cuánto sale el show que montan al erario? Ordenan a sus palmeros, eso les debe causar una discusión entre cuentistas para explicarnos cómo los pueblos llenan sus vacíos éticos, existenciales, políticos. Políticos, sí. Ustedes son nada. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario