Por Les Seniaes, ayer, caminaba sin rumbo de la mano de una muerte descuidada, empecinada en mostrarme su poder de desaliento y frustración. Caminaba casi vencido, buscando explicación y consuelo en Les Seniaes. En Les Seniaes, con la depresión al acecho, no encontraré un lugar para guarecerme de tanta decepción. ¿Pero cómo explicar lo inexplicable? La María a veces, sin razón, con la torpeza de Dios que, distraído, no demuestra su humanidad y yerra su enseñanza. El amor no consuela porque Dios no salva. Torpeza divina. Un día, al azahar, el odio, como arma de destrucción masiva, sorprendió a la cordura y enfrentó las mezquindades de la barriobajera politiquera a los vencidos de alma y vida. Ya no cabe tanto dolor en Les Seniaes, ni un sitio en el cementerio para enterrar tanto odio. En el lavadero municipal, una mente a rebosar de odio, sin voluntad política, se esconde entre la ropa sucia y saca a sus serviles a herir a los humildes de corazón. Y en este punto, considero inevitable parafrasear a Lord Byron, por la verdad, sus versos: "mientras más conozcas al hombre, más querrás a tu perro". Ya ven, volver, es casi como no haberse ido. Los mismos hombres y mujeres celebrando con aplausos machistas, al estilo pretérito imperfecto Luis Rubiales, su gran éxito: abusar desde el poder a la mujer. Ante algunos especímenes de la politiquería, uno quisiera desaparecer, pero una mujer, "solo" tiene la ley de parte y el apoyo de la familia. Una mujer, como afrenta, solo está dispuesta a aceptar un beso enamorado de su esposo. (Una mujer, su esposo, la familia y la ley). Gracias.
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