Un sábado de fieles difuntos, pienso que buscas un culpable para evitar enfrentarte a la realidad o que el destrozo mental se repare solo. (De los asesores más inteligentes a veces surge el odio y con él, la autodestrucción). La culpa ha sido cómplice del miedo y, sobre todo, de algunos menosprecios. Corren tiempos para el ensañamiento que aumenta inhumanamente y de forma deliberada el sufrimiento de una mujer, causándole aflicciones innecesarias. Un sábado de fieles difuntos, de soslayo, quiere profundizar en las inevitables consecuencias que arrastrarán conflictos de un antaño que creí olvidado, y mientras, se agranda el tiempo y el espacio. Si tú quieres, nos volveremos a ver y hablaremos de la familia, y los hijos primero, y de unos versos de Miguel Barnet, por ejemplo: "No vengas, lo que yo quiero es esperarte". Convendría tener cuidado de vosotros, y, que vosotros, os tuvierais miedo, porque saber es recordar a tiempo, pero pensar es actuar sin perder el tiempo. Del pasado miércoles, cuando irrespetaste la palabra, recuerdo especialmente a una mujer que, por asalto, y al pasar, detuvo sin querer la brisa y se llevó el sol entre sus dedos indefensos. (La familia empieza por la amistad). Pasados los días, sigo sin olvidar a aquella mujer. "Si ha de haber conflictos que sea mientras yo viva, que mi hijo pueda vivir en paz". (Thomas Paine). Gracias.
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