Me gusta evidenciar los valores cuando la persona de quien hablo aún vive y entiende que su aporte en cualquier ámbito es reconocido. Pero aborrezco la hipocresía de decir cosas positivas acerca de quien no las merece. Son pensares con los que todos estamos de acuerdo. Hoy quiero hablar de un ser humano, admirable ser humano, de Eugenio, por ejemplo. Siempre trato de exaltarlo porque la gratitud es un incentivo que ayuda a ser mejores personas. Hablo mucho de ser mejores. (Ojalá que no sea remordimiento). Digo Eugenio porque aun suponiéndole defectos, su humanidad es superior. Si utilizáramos una balanza, pesaría más su compañerismo y sabiduría que cualquier conveniencia. Y me remito a esta mañana tomando café. Me dijo que no estaba enfermo, que solo le sucede una condición que especialmente celebra: está vivo. Eugenio, vive. Qué engañado me tenía. Y tiene razón. La vida es un hecho que hay que festejar en cualquier circunstancia, un día, hoy. Existen causas para celebrar estar vivo, como conocer a una persona, apreciar sus valores y con el tiempo llegar a quererla. Lo dice Eugenio. Mi amigo es especial y discreto, siempre estará vivo en mí. El día de su cumpleaños me invita a café y me cuenta historias propias. De su vida lo que realmente importa, es decir, lo que hizo, no lo que no hizo y no hará. Es tétrico ser viejo en otoño. Estación jodida el otoño para los viejos. Como el invierno frío. La muerte es fría. Eugenio es un hombre jovial que deshoja los años exprimiéndolos hasta el límite. Hablo de Eugenio y me siento triste. ¿Acaso es porque callo más de lo que digo? Dicen que hasta la muerte todo es vida. Pactaría con un Dios comprometido otra vida. Una vida que, a pesar de todo, me permitiera conservar una sonrisa en los labios. Hace tiempo que no río. Reír adorna la vida. Eugenio lo hace sencillo, se puede decir que es un hombre que construyó su vida a fuerza de ilusión y trabajo. A Eugenio la vida le llevó consuelo a sus penas y a una singular dolencia. Se puede y puedo decir mucho de él, pero ninguna tan importante como que está vivo, vivo en mí. ¿Y qué les parece si hoy, que entra el otoño, nos echamos unas risas en honor a la amistad? Por Eugenio. Gracias.
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