miércoles, 13 de septiembre de 2023

Huérfana de amor.

En la mitología griega, Narciso es un joven apuesto cuyo atractivo físico cautiva a hombres y mujeres por igual; sin embargo él los rechaza a todos. Este es el origen del adjetivo "narcisista", que hace alusión a individuos con una personalidad similar a la de este ser mitológico. Este conjunto de rasgos no es inocuo, se trata de una patología. El trastorno de la personalidad narcisista, tipificado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés), se caracteriza por una sensación de superioridad respecto de las demás personas y una imposibilidad de empatizar con ellas.

Aunque pudo ser buena gente, fue mala persona, utilizó su sectarismo para imponer sus caprichos. No iba de frente ni daba su parecer, era más de ir por la espalda con su odio en la mochila y de contratar mercenarios para no dar qué decir, vivía de su inmaculada imagen. Comportamientos excéntricos en una sociedad donde precisamente la simulación y la doblez siguen siendo conductas honorables. Solo daba la cara cuando la palabra se disfrazaba de atrayente paradigma para hacerlo suyo.

Hoy, de soslayo, se ha propuesto organizar recuerdos para configurar, de algún modo, cómo conoció a quien el tiempo dejó huérfana de amor. Profesional de la mentira, de darle la vuelta a la verdad sin ningún género de dudas, encontró aliado en la impunidad de las redes sociales para vender su imagen de estupenda. Quien asegura conocerla recuerda que nunca llegó a ser buena gente, cuanto menos buena persona. Al paso del tiempo la cruda realidad la puso en su lugar y ya ni en las redes sociales sorprende sus frases de "copia y pega". Engañó a quién engañó. Ante notario pocos reconocerían honestidad en su conducta. Se dejó vencer por el odio y no conoció el amor. Ahora vive en el exilio y comparte su tiempo con las musarañas. (Quien le sirva el sayo que se lo ponga). El tiempo que se convierte en pasado es sabiduría, el que se convierte en presente es originalidad, y el que se convierte en futuro, es reputación. (Huérfana de amor: tu destino conocido es el olvido). Gracias.

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