Acudo a este confesionario, que al fin y al cabo es tan virtual como real, para apaciguar mi tristeza, mi hastío y el malestar que no consigo concretar. Quiero descifrarlo, pero se escapa a lo tangible. Flota más allá de mi compresión y palabra. ¿Por qué tendré esa necesidad de explicar algo que no puedo? ¿Será que lo considero necesario para entenderme a mí mismo? Si dejase de preguntarme cómo podría expresar mi malestar y dejase de pensar en ello. Me llegaría un poco de serenidad. Me tranquiliza expresar mi malestar. Ahora vivo en paz y quiero recuperar el tiempo perdido. Estaba engañado, tanto que si no me abandona... Compartiendo su narcotismo, nada me producía interés, y caía en una somnolencia malsana. Era salir a la calle y sentirme naufragar en un mar donde no podía evadirme. La peor saña. No era una persona serena, sosegada. Era débil. Solo mostraba fortaleza ante mí. Una droga enredó mi anhelo. Las cosas han cambiado y ahora podía sentir empatía, pero no siento ni lástima... ¡Oigo gritos!. El karma, un Dios verdadero... (Una conciencia limpia, la mejor medicina). Gracias.
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