El gobierno debe ser controlado por una oposición categórica que lo obligue a ser más eficiente y vigilar que no se lleve los porcientos envueltos en papel de fino regalo: eso es bueno para todos. Sobre esa base, en el marco de la actual legislatura, tanto se debe respetar al personal laboral, como los activos dinerarios. Atenta, pues, la oposición con sus argumentarios. Lo primero para que no abusen del personal laboral, lo segundo para que optimicen el dinero de todos. Puesto que, señores, la historia es muy reciente como para olvidar el fracaso de la gestión del último gobierno: la obsesión por el fallerío, la pólvora quemada o los carnavales. Horrores en busca de la agonía que ahora transita. Nunca mejor dio en la diana la sabiduría del pueblo: "otro vendrá, que buena me hará". Hasta que llegue el día que los políticos entiendan que no conviene canibalizar a la vecindad, la democracia estará en peligro. Hagan memoria y pregunten qué les une a la vecindad y si pueden hacer algo bueno por ella: sería reparador. Y revisar el fundamento de esa relación que es puente de dos polos, la salvación. Aparecen humildes en nuestra vida y se ganan la mala reputación a poco más de sentarse en el sillón que imprime carácter. Dignidad y respeto a la vecindad. ¿Es valor absoluto o relativo, temporal o eterno? Es quedarse dentro o fuera de la historia. Gracias.
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