No voy a cantar a coste cero (y dale, a coste cero. No se me va de la cabeza: tu rencor no conoce límites) el bolero de cómo en campaña electoral caí del árbol y me enredó tu hipocresía: siempre supe quién eras y a qué me enfrentaba, simplemente dejé al margen los sentimientos y puse en valor lo que ven mis ojos y no, el futuro no fue ayer. Sé feliz, y que te vaya bonito.
Pongo atención a mi salud mental, puesto que hay gente que quiere hacerme sentir vulnerable (si les entrara una honorable idea en el cerebro no sabrían qué hacer con ella). En los años altos toda precaución es poca, porque cuando un corazón no vibra, induce un coma irreversible. Así como tenemos un pasado, tenemos un futuro que defender. Es de urgente necesidad para mí, porque mi mente absurda con poco ya se me desbarata y no sé cómo frenar sus instintos indeliberados. Esa gente que quiere hacerme sentir vulnerable (probes) no puedo impedir que hagan daño a mi familia. La familia, y los hijos primero. Pero puedo sabotearlos y llenarlos de dudas, inquietudes, miedos... (Ay, me chiflan las pastas de té. Y sabotearte). Gracias.
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