Con leyes, normas, reglamentos, pero sin la firme decisión de aplicarlas con el rigor que ellas mandan, un país amiguito del alma, no puede ir a otro lugar que no sea al infierno. La solución pasa por la alternancia (hay ejemplos en todas las regiones y son incuestionables). Un político se acomoda en el escaño y hace de la institución su cortijo y hasta que no entra la UDEF por la puerta y saca los trapos sucios a la calle... ¿Comprenden? Los indigentes se mueren de pobreza y de enfermedad, y de no llegar a fin de mes. Los políticos envuelven sus mentiras en papel de fino regalo... Pero qué desfachatez. Los políticos y el altruismo de sus allegados en campaña electoral nos aturullan para que les demos el voto y ganar las elecciones. Como familia nos estamos quedando sin voluntad y es cuestión de días que la descomposición social asome al doblar la esquina y con ella la esperanza de comer hoy y mañana. Si los que pierden a coste cero, pierden la esperanza: ¿Qué les queda? Una candidatura vale lo que vale su candidato. (Quien conoce la victoria conocerá la derrota cuando llama a su puerta). Gracias.
que bien escribes
ResponderEliminarsaludos
Eres muy amable. Gracias.
ResponderEliminarSalud.
muy bien dicho, "quien conoce la victoria conocerá la derrota..." esa frase resume todo
ResponderEliminarsaludos
Sí, Carlos, es una frase lapidaria que nos obliga a pensar... Por ejemplo, en la alternancia. Gracias.
ResponderEliminarSalud.