lunes, 15 de mayo de 2023

Saber perder.

Aprendimos hace mil de años, que un poema resume el gran problema de estos tiempos iracundos, de ganar por encima de la humana necesidad, y que no es tanto la derrota como el no saber perder y aceptar que la derrota es una prueba que Dios dispone para que seamos humildes (sin ti muere la fe y las vacaciones de Semana Santa). Saber perder para ganar, tal vez.

Hablo de política donde la derrota es el inicio de la victoria que llegará el día que quede atrás la vocación caudillista. Y hablo de amor: Cuando una mujer esclarezca las dudas sobre la existencia del amor cobrará la poesía el protagonismo que nunca debió perder entre el despotismo y las humillaciones. Es asunto es complicado, aunque se hubiera solucionado con un café y unas pastas de té. La derrota nos hace humildes para la victoria y sus bondades. Así, el día que amanezca el sol del buen amor, nos saludarán las mariposas que siempre vuelan libres en primavera y partiremos felices a construir nuestros sueños enardeciendo simplemente en la brevedad del tiempo un cuerpo empequeñecido ante la inmensidad de su ternura. Gracias.

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