La mejor manera de comenzar el día es con un desayuno de recuerdos... De los recuerdos también se vive, no alimentan el cuerpo pero sí el alma. Los recuerdos son episodios fugaces eternos en la memoria. Los peores recuerdos impiden avanzar. Los mejores que vivimos con plenitud... A veces es una escena imborrable que dio inicio a una historia de amor. A veces una mirada, una coincidencia de ternura, un beso, una palabra. La palabra. A veces somos rehenes de unos ojos, de una caricia, de una sonrisa, hasta de una noche en penumbra. A veces la fortuna de un cruce de miradas. A veces también un rencor se acomoda en el corazón y no vence el olvido. A veces nos acompaña la melancolía. A veces la manera habitual de actuar es la muerte. Una mujer se adentró en el peor recuerdo porque no quiso adentrarse en Les Seniaes y quedó huérfana de amor. Ante un festival de recuerdos queda el consuelo de que un día el azahar... (No, nada volverá a ser igual: libera los recuerdos que un día, quizá, te hicieron feliz y sálvate. Y olvídate de mí, nunca fui tu enemigo ni el mío. Sálvate tú, si puedes). Gracias.
Los recuerdos hermosos son como los sueños, no sirven para vivir, pero sí de salvavidas mientras vivimos, acurrucándonos en esos momentos preciosos en los que la mente aun siendo en pasado o pura ficción, como los sueños, disfruta casi igual. Nuestro cerebro es así de bobo, a veces no diferencia realidad de ficción así que puestos a elegir, mejor dejarle que disfrute... que os salvéis los dos! eso es lo que deseo. Te confesaré que últimamente no te he dicho nada porque veía demasiados cuchillos volando y no me he atrevido a asomar ; )
ResponderEliminarUn beso y haya paz, os la merecéis ambos, nos la merecemos todos. Buen finde!
Gracias, María, es cuestión de una semana. La política, ya sabes. Y la familia. La familia, y los hijos primero. La sangre no llegará al río. Beso grande.
ResponderEliminarSalud.