Algo habrá qué hacer en el país de Don Quijote.

Hace tiempo que mi cabeza anda empeñada en crear un partido político. Y yo... Quizás, quizás, quizás... como el bolero. Sí, las elecciones están al caer y hay que estar preparados. De cómo echarlo a andar no sé, ni de estatutos ni de leyes. Pero sí de su composición y propósitos. El partido político estaría formado por quienes pagan impuestos con tanto defraudador que envía los suyos a lavar a paraísos fiscales, también por los que contribuyen con el IRPF de su nómina al decoroso cometido de subvencionar campañas electorales. Tendrían particular relevancia los mendigos, los sin papeles y los desahuciados de sus viviendas. Serían miembros de pleno derecho los que no llegan a fin de mes, los vencidos por el tiempo, los sumidos en un mar de dudas, los mayores abandonados en las gasolineras, los enfermos mentales, los que el día relega a la noche, los autoexcluidos. A los congresos invitaríamos a los dolientes con pena de telediario. Y los propósitos: acabar con el abuso de poder, la amenaza, la mentira y los que guardan el Erario en sus bolsillos. También hablaríamos de política... O no. Gracias.