En tiempos de erosión de valores sociales y morales, la campaña electoral ha resquebrajado los cimientos de la colindancia más cercana y con ella la democracia. Esta gente llega a desunir la sociedad y corremos el riesgo de deshumanizarnos. Los candidatos están en una especie de licitación electoralista, esforzándose en robustecer sus intereses políticos, manipulando a la vecindad con las mismas promesas que actualizan con la cara encantada de habernos conocido... La degradación de la confianza. Mañana domingo volveremos a elegir a los mismos que elegimos hace cuatro años con otras caretas para cargos políticos y empresariales y se ocuparán de favorecer a los nuestros. Los nuestros desean tener trabajo bien remunerado sin tener en cuenta la sentencia de mi viejo y sabio amigo Eugenio: "Lo mejor de nosotros son los otros". Si algo aprendimos en la pasada legislatura es que los nuestros llegan a fin de mes. Aviso a los candidatos: No echen cuentas, porque este país es libre y el voto secreto y hoy, sábado de fieles los difuntos, los vivos tenemos decidido el voto y quizá no les salgan. Gracias.
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