Soy amable contigo, pero no solo por lo que piensas, también porque te quiero; te quiero y soy amable contigo, pero no solo por lo que piensas, también porque confío en ti; confío en ti y soy amable contigo, pero no solo por lo que piensas, también porque luchas una batalla abnegada que desconozco su alcance; luchas una batalla abnegada que desconozco su alcance y soy amable contigo, pero no solo por lo que piensas, también porque estoy convencido de que lo que piensas, es lo único que precisamos para echar a andar una promesa. Qué sabe nadie. Hablo de amor, de una promesa. Y del inconsciente. "El inconsciente de un ser humano puede reaccionar al de otro sin pasar por el consciente". (Sigmund Freud). El inconsciente reacciona o no al de otro sin pasar por el consciente y también por aquello que deseamos en lo más profundo del alma. El inconsciente nos lleva para bien o para mal, antes que después, o dicho de otro modo: estamos en condiciones de afirmar que eso en lo que nos convertimos era lo que realmente deseábamos. (Dejémonos llevar por el inconsciente vital). Gracias.
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