Lo que quiero hacer no lo hago si antes lo pienso. No se trata de no hacer porque tenga algo más interesante que hacer, no, me jubilaron y no doy palo al agua, ocurre que si pienso me duele la cabeza. Me ocurre cuando quiero escribir sobre algo y tengo que recabar información. Si me tengo que informar, no escribo. No digo siempre la verdad porque me duele la cabeza. Distinto es si escribo de la vida y vivir. Vivir es estar vivo y parecerlo. De vivir entiendo, de alegrías y otras penas. Lo que no se vive no vuelve... También escribo lo que siento en el corazón sin pasar por la mente. Mi corazón atiende asuntos de amor primordial para mí, mientras que mi mente va de por libre y flota. Flota como una boya en el mar. Y si un pez no la toca ni se entera de que está en el mar... Mi mente flota, no trata mis intereses ni los de la gente que quiero. De locos con la gana que tengo de saber. Saber, por ejemplo, a qué espera si la puerta del corazón está abierta. La recuerdo envuelta en una extraña fragancia... Olía a tierra fecunda, a vida, a vivir y parecerlo. (Lo peor del amor cuando no hay amor es el recuerdo). Gracias.
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