"Olvidemos el llanto y empecemos de nuevo, con paciencia, observando a las cosas, hasta hallar la menuda diferencia que las separa de su entidad de ayer y que define el transcurso del tiempo y su eficacia. No es bueno repetir lo que está dicho. Habrá palabras nuevas para la nueva historia y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde". (Ángel González).
El quietismo no va con mi carácter. Ni el silencio me llama. Mi mente se viene abajo ante el dolor del no saber. En los años altos tan siquiera sé lo suficiente. Aunque hubo un tiempo que fui sabio y mi mente se ocupaba de las cosas más urgentes.
Tu realidad me hace dudar y pudiera equivocarme al querer normalizar la situación, o tal vez no es el momento y pongo en peligro el buen rollo que ahora nos traemos. No quiero perderte. Tu realidad es muy importante para mí y la hago mía. Pero no voy a pedir perdón mientras haya un sentimiento recíproco. Eres el principio y el fin de todo. Fantasmagórica y real eres tú. Y a pesar de saber que no aparecerás con la luz del saber al véspero, siempre serás tú (o el amor por los hijos). Gracias.
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