Mi esposa dice que mañana el gobierno levantará el veto a las mascarillas y ya podré quitármela. Mi esposa cuando dice, y dice hasta en sueños, es por mi bien... Aunque en este caso no sé yo... Al parecer, unos y otras, van diciendo por ahí que si es divorciada o he muerto y es viuda. (¡Qué le ocurre a ese hombre, qué pasa con su vida, y por qué no fue a cenar al bar!). Probes, llevan la cabeza metida en una bolsa de ansiedad. Pues mi esposa quiere que me quite la mascarilla para que unos y otras duerman tranquilos. Por cierto, qué clase de broma sería si al quitarme la mascarilla ni yo mismo me reconociera... O me recuerde. Dios mío. Digo que mi esposa dice y mejor digo ordena: ¡cariño, sí, cariño!. Lo cierto es que ni la ciencia ni yo tenemos claro el fin de la pandemia y había pensado quitármela, sí, pero más allá del verano, y luego ya iríamos viendo. Le cogí aprecio a mi vida, qué quieren que les diga... En fin, lo que tenga que ser será, no perduraré y cuando muera nadie me recordará, pero sin prisas... Además, con tanto tú y yo, con tanto asunto inaplazable, no tengo tiempo para prisas. Gracias.
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