sábado, 11 de mayo de 2019

Un tipo desquiciador.

Un sábado de fieles difuntos lamento informarles que volvemos a estar en campaña electoral y que la Magdalena nos acoja en su seno porque en este país donde ser pobre es una condena hasta perder la conciencia, entre unos y otras, ay. Me dan ganas de echarme al monte... "Tú serás del que te ame, del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo". (Pablo Neruda).

Me viene a la cabeza que días atrás escribí a vuelapluma acerca de la existencia real y la gramática que elige a personas extrañas, complejas de pensamiento para que se alivien si tienen algo que cantar y silentes no cantan ni en la ducha. Creo que si yo fuera un tipo desquiciador escribiría un libro de autoayuda para salvar de la estupidez a quien sin venir a cuento la tontería dejan de saludarme. Quienes me saludaban y no me saludan buen provecho les haga, pero precisan ayuda porque rescatada la indiferencia del olvido la palabra que inevitablemente suscita lágrimas de cocodrilo volverá a marcar tendencia. 

Me cuentan que el corazón late unas cien mil veces al día en estado de sosiego. Créanme si digo que habrá latidos con nombre que dejarán de latir pasadas las próximas elecciones. Gane quien pierda... Pierda quien gane. (Dizque murió un tipo desquiciador porque su corazón dejó de latir. Al reparo en el saludo y a la murmuración de personas que son vergüenzas al no poder cantar la verdad a la cara... Un tipo desquiciador no morirá si la María no lo dispone... Y no lo dispondrá). Gracias.

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