Lo tengo escrito por ahí y no me canso: soy un soñador incurable y no necesito dormir para soñar... De viejo reconozco que tengo sueños hechos realidad que tan siquiera hubiera imaginado. Soñar me ha dado resultado, también luchar por aquello que consideré justo. La vida se ha portado bien conmigo. Quizá tuvo que ver que aprendí a llevar paraguas cuando llovía. Y madreñes. Los asturianos somos mucho de salir de casa de alpargates y orbayando. Y eso no es bueno porque a poco que llueva, aunque solo llueva en tu cabeza y afuera haga un día maravilloso... Perdón, llueva dentro de tu cabeza, quise decir.
Mi mala cabeza y un libro de poesía ha conseguido que mi palabra siembre dudas. Siembre dudas en la gente, pero solo en la gente con saña a la que tienes que demostrar lo que un padre es capaz de hacer por un hijo... Ni se lo imaginan. Probes.
Mi mala cabeza y un libro de poesía ha conseguido que mi palabra siembre dudas. Siembre dudas en la gente, pero solo en la gente con saña a la que tienes que demostrar lo que un padre es capaz de hacer por un hijo... Ni se lo imaginan. Probes.
Llevo unos días con lo mío de aquella manera y creo que hasta que no pasen las próximas elecciones o la dama que no me deja ir me deje ir y va a ser que no, ay. Qué mujer. En fin, sean felices y no se dejen amedrantar por gente con saña. Gente malcriada. Gente a la que les pusieron todo al alcance de la mano, que no pelearon por su suerte ni enfrentaron sus miedos por sus sueños. Son gente débil de ánimo, mojigata, que no ven más allá de lo que les dicen que vean sus dueños. Gracias.
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