sábado, 4 de mayo de 2019

Los ídolos son de ceniza.

Mi esposa me sugirió una crema facial, la apliqué, y me cambió la cara y me invadió una dosis de energía desconocida y al reflejarme en el espejo reconocí los mejores años de mi juventud. "Dimos formas reales a un fantasma, de la mente ridícula invención, y hecho el ídolo ya, sacrificamos en su altar nuestro amor". (Gustavo Adolfo Bécquer). Los ídolos son de ceniza.

Quizá porque mayo es el mes de María y de las flores y el astro sol sale más y luce más o es propósito de la aprensión que capta nuestro exterior e inconscientemente lo traslada a nuestro interior en un lugar cercano al alma y qué lástima: nada es lo que parece y la realidad me hace sospechar que todo es lo que parece. Pero uno ya no está para milongas. Cada cual se las arregla como puede, además, para qué inventaron los viernes de mercado sino para comprar disculpas para decisiones ya tomadas de antemano ¿? En cualquier caso y circunstancia, ante la probabilidad de que la auxiliadora disculpa estuviera agotada, uno puede consolarse en la intimidad de su hogar... (Los ídolos de ceniza no dejan inolvidables huellas). Gracias.

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