martes, 7 de mayo de 2019

Hablo de Carmen.

Tengo escrito por ahí que escribo y no me leo. No recuerdo de noche lo que escribí al alba. Escribo y se acabó, además, si me leo no lo entiendo: el sentimiento, el sentido, también el día. Pero a veces escaso de inspiración quizá, doy un garbeo al azahar por un día y me leo y me releo. Y no en plan "yoismo/ego/marcadelacasa", sino en plan quiero saber el día que viví.

Si algo tenía que ocurrir o simplemente estaba escrito y pasaba por aquí... Como Aute. Cada día sé menos de mí aunque lo negaría ante los tribunales de justicia. Y en este renglón del día confieso que el azahar no tuvo que ver, fue una urgencia la que me obligó a exhumar un poema que escribí hace años a mi esposa. Aquél poema y su día, y sin previo aviso, lo traigo a de soslayo con el mismo sentido amor; cuando amanezca iremos juntos a celebrarlo en algún lugar cercano al mar. Porque sigue habiendo resplandores suficientes en sus ojos como para creer que el amor existe y una esperanza renovada en este pedacito de cielo merece la pena vivir el día con pasión. Y a pesar de que mis pasos no son ágiles, sigo enamorado de ella como un adolescente. Por ser asunto personal limito a simple dedicatoria el poema: "A Carmen, la mujer que amo". Gracias.

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