"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y que la tengan en abundancia". Juan 10:10. Los seguidores de Jesús el Cristo buscan la vida, mientras que sus adversarios ya han encontrado la muerte.
Ayer, en misa, el texto bíblico de arriba y el sermón del cura de no subestimar el poder del enemigo me dio qué pensar. En campaña electoral... (Con el recuento de votos me meto a monja de clausura. De los políticos y sus barbaridades estoy que me vomito). Pero me dio qué pensar, insisto, que Juan 10:10 se adelantara a su tiempo y supiera lo que ahora sabemos: el político, perdón, el ladrón, viene a hurtar y matar y destruir. Juan 10:10 sabía hasta lo que no estaba escrito. En campaña electoral, a los políticos, no debemos preguntarles por qué, sino para qué. Si el cura de ayer se presentara a las elecciones mi voto sería para él, de fijo, con Juan 10:10 visionarios los dos, pero no se presenta y yo vivo en un qué. Y de ahí no salgo.
Las tres derechitas cobardes aseguran que hoy estamos peor que ayer y las izquierdas radicales que la suerte está echada y que el primero que llega gana. Sí, Pedro Sánchez llegó el primero y gobernará España. Hablo con mi amigo Antonio José, andaluz de buena pro sobre el caso -aclaro que de Podemos es anticapitalista- y me dice que los asturianos y los andaluces llevan las negociaciones pero que ellos hablan mejor el Castellano: ni sesean ni ceceos ni laísmos y que para decir sí antes dicen tres veces no: "no ni na". Los asturianos somos más claros: "sí y sí". (Las izquierdas están condenadas a entenderse).
No sé ustedes, pero yo estoy a puntito de dar en loco y aún queda una semana. Ojalá y que llegue pronto el próximo lunes y todo vuelva a la normalidad: a ganar los que siempre ganan y perder los que siempre pierden. Y el carrefur no fía. Gracias.
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