domingo, 8 de febrero de 2015

Solo mueren los invisibles.

Un domingo de no saber qué fue del sentido de la razón, roto por tu ausencia, con muchas menos preguntas que nunca, no sé qué hacer para que vuelvas...

No quiero que vuelvas ni esperarte si no quieres.

La amistad siempre es tema de las primeras por lo terrible de las consecuencias que conlleva el desapego. Sin sentimiento de culpa, debería poder exigir que vuelvas a tu verdad y la analices, cualquiera que sea tu verdad mientras tenga que ver con el motivo de tu ausencia. Tu ausencia, solo eso me importa. 

Nuestra relación siempre fue a remolque de las apariencias... Siempre analizando la palabra y sus estados de ánimo para justificar comportamientos. Ya no somos tan niños para seguir jugando al "y tú mas". Incapaz de matar ilusiones transitorias. Desnaturalizado por los que mueren desnutridos de pasiones, prefiero ser reclutado por una pandilla mediática de calamidades que volver al amor de no te entiendo. La palabra no fue creada para honrar el desamor ni otros descuidos. La palabra está por encima del bien y del mal. La palabra, por desharrapada es libre de sentimientos y no se disputa siquiera una bufanda para protegerse de un invierno que vino para quedarse hasta que la primavera disponga. (Ojalá no tengas que inhalar pegamento para olvidar que antes de morir hay que vivir).

3 comentarios:

  1. Muy cierto, el final me encanto hay que vivir.

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  2. Me llamo Ausencia (es verdad, nací el día de las Ausencias, Chenchas pa' los cuates) y me apellido MaLquEridA.

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  3. Mi ausencia es tan evidente a veces, pero es incontrolable. Me ausento de esta humanidad que hiere sin límites, me ausento de ser madre para recuperar un poco de libertad, me ausento de ser esposa para viajar por pasiones innenarrables, me ausento de ser hija para no extrañar los brazos que una vez me acunaron, me ausento de ser amiga porque tantas ausencias llenan mi corazón y mis pensamientos...

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