martes, 10 de octubre de 2023

Perdonen que insista.

No tengo Facebook, ni Twitter, ni Instagram, ni Tik Tok, "ni la madre que los parió", que dice el Sabina cuando canta. Escribo el día que me gusta vivir y no mastico opiniones ni sentimientos ajenos. Escribo para quien me lee, y si quien me lee vuelve, quizá con el tiempo me llegue a querer (sucedidos guardo de otro tiempo y otra vida en mi relicario de amor). También para aprender y conocerme mejor. Las redes sociales, como estúpida manera de pregonar experiencias, mencionar genialidades, enjuiciar estados de opinión, felicitar bodas, bautizos, cumpleaños, o comentar hazañas en busca de la gloria, no me suscita interés. Las redes sociales son desahogos de ánimo, de ubicación y de control, y tienen sus mayores seguidores en quienes desconocen el placer de leer un libro. Hago costar que no tengo nada contra los usuarios de las redes, eso me faltaría, pero quiero dejar un alerta: Las redes sociales ya son un problema de salud mental. Y por si fuera poco el estropicio mental, hay hackers que ocultos esperan penetrar en nuestros datos personales como un virus que carcome el alma y los sentidos para robarnos tal vez lo que nunca tuvimos. (Hoy escribo un imposible, así que: "Tócala otra vez, Sam, tócala otra vez"). Gracias.

4 comentarios:

  1. Yo tampoco creo en las redes sociales. Un beso

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  2. Susana, es complicado. Gracias. Beso.

    Salud.

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  3. jajaja claro que se te quiere ¡ eres increíble! beso grande!
    y que en Casablanca se disipe la niebla : )

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  4. Eres muy amable, María. Gracias. Beso grande.

    Salud.

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