El asunto que hoy traigo a de soslayo es cosa seria, ¡y me trae de cabeza, joder!. Me explico: Este mes tengo que renovar el carné de conducir, y como no conduzco, estoy pensando no renovarlo, y que corra el tiempo. Además, el color del coche hace juego con el color de los ojos de Patricia. ("Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde...". Que siga la Piquer). Ay, no sé yo... Si renuevo el carné, el coche lo puede usar Patricia y yo para los imprevistos. Los imprevistos que tengo tienen que ver con la salud y son de urgencias. Son de urgencias y me lleva la SAMUR. Creo que llegó el día de los inconvenientes, de pedir favores, de cambiar los hábitos; llegó la hora de aceptar la realidad de mi vida. Soy viejo y si no puedo conducir, no puedo conducir y eso fue todo. Si lo fuera, pero no lo es: si renuevo el carné, me sentiré útil. Me pueden excluir (un día se darán cuenta de lo que han perdido, o que sigan pegándose tiros en el pie), pero no puedo autoexcluirme porque entonces estaría muerto y no quiero morir, ni siquiera por mi cuenta. Nen Okri dijo: "Lo más auténtico que tenemos es la capacidad de crear, de superar cosas y resistir, de transformar, de amar y de ser más grandes que nuestro sufrimiento. (Viene la frase al asunto, aunque no lo parezca: hay personas que, sencillamente, desean que nadie las rescate). Gracias.
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